miércoles, 13 de diciembre de 2023

Hoohi ksmeten / El Refugio del Abuelo

                       

Shenw

Original Hemany

Propiedad Intelectual N°2022-A-8290

imágen de la web


Cuando Ahne’n, un joven aprendiz de cazador reconocido entre sus pares por su gran sentido de la justicia corrió tras su presa, sintió de frente el choque avasallador que lo traspasó como si fuese una gran flecha…quedó paralizado mientras poco a poco ante sus ojos se desplazaba un sutil velo que nublaba su mirada. Sus pasos se volvieron pesados como si la nieve quisiera succionarlo hacia el fondo de la turba, entre su mente y su cuerpo surgió de pronto una barrera inquebrantable, quería continuar, pero sus pies no respondían, sus sentidos estaban muy confusos.

Entonces, reconoció a Shenw y se quedó inmóvil sintiendo su grandeza, olvidando de inmediato a su presa, que, en ese momento, pareció detenerse a agradecer al viento pues había llegado a su rescate.

El joven lentamente dejo caer su arco y flecha y casi como un acto inconsciente, abrió sus brazos dejando que su ‘olwe lentamente descendiera por su cuerpo, como si quisiera aferrarse a él, y en ese intento desesperado y mudo es arrastrado por la gravedad hasta llegar a sus tobillos, en donde quedó inerte, esperando que su dueño lo recoja.

Siempre había conocido a Shenw, sintió su caricia desde que era pequeño, cuando jugaba con su cabello, lo arrastraba por el camino mientras sus padres y hermanos reían al verlo caer rendido ante su fuerza, muchas veces hizo el juego de fuerzas con él y la primera vez que ganó, fue cuando lo dejaron salir con los grandes para recibir las primeras lecciones de caza, no era fácil ser el más pequeño de la partida, pero ..había que aprender, hasta tener la fuerza y destreza para demostrar que podía salir, cazar y llegar con una presa digna de un joven guerrero. Shenw, siembre lo había acompañado…y ahora, se encontraba solo en medio del paisaje que aún conservaba nieve a pesar que el cielo era generoso y las nubes cada cierto rato dejaban, que kreen se asomara para alentar la jornada.

Necesitaba demostrar que podía alcanzar al yoówen, cazarlo y llevarlo, era su oportunidad de dejar de ser un joven…

Estaba tan cerca y, sin embargo, tan lejos de alcanzarlo…Shenw se había interpuesto y no entendía por qué. Una vez más sintió las risas de sus padres y hermanos en su mente y por un momento la indignación le inundó apretando los puños y cayendo de rodillas entre la suavidad de la turba y la frialdad de la nieve.

¡Shenw¡ gritó con todas sus fuerzas, ¿por qué te opones a que yo demuestre que soy un cazador?

¡Shenw¡ volvió a gritar, mientras Shenw parecía enfurecer su carrera entre los árboles y la turba, obligándolo a mover su cuerpo con fuerza hacia adelante para evitar que lo deje estirado con todo su largo cuerpo sobre el manto helado que lo cobijaba.

Haciendo un gran esfuerzo se levantó y quiso enfrentarlo, avanzando en contra de él y queriendo empujarlo para devolverle el traspié.

En ese momento, Shenw triplicó su fuerza y lo arrastró de tal forma que nunca sintió el suelo en sus pies o cuerpo, era como si volara…lo llevaba por sobre los árboles y le contestó con una voz que atravesó todos sus sentidos...

-         El cazador ya no cazará, el cazador se convertirá en la presa que deberá correr.

¡no entiendo lo que dices¡, le replicó el joven con pánico en su voz, pues nunca imaginó que el viento le pudiera hablar con tal claridad.

Fue así, como Shenw calmó la intensidad y lo dejó suavemente arriba, en la parte más alta de una añosa lenga que observaba con mucha atención todo lo que acontecía.

Shenw se volvió tenue y dejó que Ahne’n calmara su respiración y aclarare su mente

-         El xami’ viene…prepárate

quien?

-         El xami’

Ahne’n no entendía, pero a la vez, trataba de imaginar…y se preguntaba ¿quién querría llegar a robarles? Y ¿qué podrían robarles?  No era acostumbrado robar entre su gente, ni los de más allá de los bosques, ni los que viven en las orillas de kox kar, el gran mar, ni los lejanos que viven cruzando el kwar los que siempre están en sus sceen-kyené.  Todos conocen las enseñanzas de los hoowen, tomar lo que no es de uno es malo…no podía imaginar a que se refería Shenw.

Pero Shenw insistió y con un soplido pidió permiso a los hoowen y puso en los ojos de Ahne’n el poder de mirar más allá del presente, y fue así como los ojos del joven se transformaron en dos piedras candentes y miró hacia abajo.

Un grupo de hombres extraños llegaron al harowen y vio desde lo alto como mataron a su padre, a su madre, vio a los jóvenes que peleaban con valentía, pero estos hombres extraños tenían unas flechas que escupían magia, vio como su gente fue cayendo inerte uno a uno mientras los niños gritaban presos del pánico y eran arrastrados como animales pisoteando incluso los cuerpos inertes que quedaban tendidos en lo que había sido su hogar. El gritaba desde lo alto desesperado pidiendo a Shenw que le permita ir a ayudarlos, pero Shenw le dijo compasivo…

-         no puedo, no puedes, ellos no te ven y tu …puedes ver lo que pasará, más no puedes cambiar lo que pasará.

Ahne’n miró con incredulidad y terror la escena, mientras sus ojos emanaban vapor, producto del contraste entre el calor de las piedras calientes y sus lágrimas que se evaporaban. Lentamente la calma llegó por unos segundos mientras aparece otra escena que fue tan terrorífica como la primera…

Muchos animales extraños llenaron el paisaje, hacían un ruido que no conocía y eran mansos, se dejaban tomar por esos extraños hombres, que los guiaban, y nunca dejaban de llegar más, vio como la tierra fértil fue cambiando su color, pasando desde el verde acostumbrado, lleno de hierbas de brillantes colores y variados olores a un tono nuevo para sus ojos, se olía la muerte, el ruido de esos extraños animales lanudos, rechonchos de aspecto esponjoso empezó a lastimar sus oídos…y esos hombres con extrañas vestimentas, y esos arcos, los mismos que habían usado para matar a su familia, esos arcos mágicos que escupían fuego, tembló de miedo …mientras veía hasta donde sus ojos podían darle alcance, todo lleno de estos animales destruyendo la tierra, acabando con la hierba, bebiendo de sus aguas, y tirando en ella desperdicios que la convertían en intomable mientras, en otro sector habían hombres con extraños utensilios horadando la tierra, destruyendo los ríos sacando piedras…eso lo confundió, sacando piedras? Y llevándoselas en grandes cantidades, destruyendo todo a su paso. No entendía nada.

Shenw¡¡¡¡ no quiero ver todo esto, porque juegas así conmigo?

Shenw sin contestarle lo lleva nuevamente a las visiones, y esta vez, les muestra a muchos hombres golpeando a los árboles, con extraños aparatos que hacían que éstos cayeran uno a uno, los desmochaban luego y los convertían en pedazos que arrastraban hasta una nave y se los llevaban lejos,

¡te warnechon saks ¡gritó con terror, los árboles¡¡¡ ellos son mis ancestros¡¡¡ mis hoowen¡¡¡

Llorando a gritos pidió que termine, pero Shenw no quería terminar…y siguió mostrando al joven aprendiz de cazador escenas incomprensibles pero todas terroríficas.

La eternidad parecía corta ante esos minutos para Ahne’n, que sólo quería entender por qué le estaba pasando todo esto, por qué Shenw lo había escogido a él, para mostrarle este horror, ¿o era tal vez una prueba más de las que tenía que superar en aquella jornada? Si, podía ser que era sólo una prueba más de tantas que tenía que pasar y superar para demostrar que ya es digno de ser un hombre, un cazador, pero …era tan difícil esta prueba que no sabía si podría superarla.

Entonces aparece nuevamente ante sus ojos una mujer llorando con su vientre abultado, y de pronto ve como le nace un niños diferente, y otro y otro todos distintos, diferentes a él a su madre su padre y sus hermanos, y llevan ropas distintas, y llevan calzados distintos, y hablan de forma distinta, pero los ve y lloran y sufren con mordazas en sus bocas para que no hablen, mientras caminan como zombis en un suelo sin vida, lleno de tierra seca sin hierba ni esperanzas, y los ve alejarse llorando en medio de un silencio forzado…los ve alejarse hacia la nada mientras mira su territorio seco, sin árboles, sin harowen, mientras el yoówen observa desde la lejanía como si supieran lo que pasa y se oculta para no ser parte de ese desplazamiento hacia lo desconocido.

Shenw, dime que es todo esto, que mi corazón ya no puede con este dolor

-         El cazador será la presa, y debes prepararte

¿Por qué pasará esto? ¿Cuándo? Quienes son estos hombres tan extraños

-         Ya está pasando en los harowen que están allá donde las lengas no crecen, y vienen hacia acá, debes prepararte

¿Qué debo hacer?

-         Debes decirle a tu gente, deben alejarse y dejar su karowen

¿¿¿Debemos arrancar???

-         Deben proteger la vida, porque la oscuridad y el silencio tardara mucho tiempo, pero la gente que se fue amordazada un día volverá.

Pero…pero ellos eran como los otros¡¡¡

-         Eran parecidos, pero no eran los otros, Ahne’n vienen cambios y debes prepararte

¿Destruirán a karokynrá?

-         Mucho quedará en el recuerdo de cómo fue, pero…muchos serán los que intenten frenar esta destrucción, más el hombre lejano, el que roba todo lo que no puede entender, el que no cuida su propio karowen, llegará para adueñarse de este, y llegara con el pa-kyente diciendo esto me pertenece. Y tardarán mucho en darse cuenta de que todo lo que está arriba es tan valioso como lo que está abajo e intentaran sacar a los ancestros en el hol-hol, romperlos y servirse de ellos, pero…sacaran a los ancestros junto con todo el veneno que los matará, y junto a ellos, al xami’ sucumbirán todos los que nada hacen, porque como no hacen nada, no se enteran, no conocen no valoran y solo creen lo que les dicen. Ellos obedecen en silencio.

Qué debo hacer¡¡¡¡

-         Debes volver a tu kawe, y contar cómo fue tu cacería hoy, debes prevenirlos y sacar a tu harowen de acá, camina hacia las tierras donde ellos no podrán entrar, donde la lenga será tu cobijo y danza con los que viven en las canoas. Pero falta algo Ahne’n, mira

 

Y entonces apareció una gran figura en el cielo, con una vestimenta distinta al resto de los ladrones,

-         ellos les harán creer que vienen a ayudarlos, no te fíes, ellos están acá solo para salvarse a sí mismos y para tenerlos en un libro como un trofeo

¿Libro?

-         Si Ahne’n, es como si quisieras contar a través de tu tary que hoy viste que serán arrasados, pero que tu fuiste uno de los que hizo algo para evitarlo, pero solo lo ostentas en tu tary, porque en la realidad, solo hiciste como que ayudaste.

y quienes son ellos…

-         Es el koleot…que llegarán para decirles que el Dios de ellos viene a salvarlos, pero estarán de acuerdo con matar al yoówen, en meter a esas extrañas bestias en karokynká, en cortar la lenga, en sacar piedras y tierra para llevarlas lejos destruyendo los ríos, el mar y todo lo que esté a su paso, e incluso llevarán a tus hermanos en trozos a extrañas piezas en donde podrán muchas otras personas mirarlas para saciar la curiosidad. Encerraran a familias completas lejos de acá con el pretexto de salvarlos de los cazadores, pero…no será distinta la suerte de ellos a los que serán cazados acá.

-         Ahne’n pasará mucho tiempo, y debes hacer que este día no se olvide en el harowen…allá afuera hay un mundo tan grande que toda la memoria de los hoowen no alcanza para describirlo, pero, ellos han destruido y saqueado sus propios karoowen, han maldecido a su propia aska para tener poder y ahora creen que pueden hacer lo mismo acá…los elementos estamos tristes, solo podemos mirar lo que sucede, los hoowen no pueden intervenir, sólo los hombres pueden hacer que la destrucción se detenga. Debes ir y decirles.

Ahne’n despertó sobre la turba que ya había deshecho la nieve que en algún momento enfriaba su cuerpo, ahora solo la brisa recorría su piel desnuda que sólo protegía el colorido de su tary, el que también comenzaba a desdibujarse por el roce en la suabe turba.

Después de despabilar miró a su alrededor y vio que las sombras del cielo empezaban a avanzar, quizás estuvo horas tirado inconsciente, se levantó con dificultad pues sus piernas estaban algo tullidas, pero tras un gran esfuerzo se estiró tomo su ‘owle, el que puso sobre su hombro tomando arco y flecha y comenzó una desbocada carrera hacia el kawe que cobijaba a todo el grupo de aprendices.

Casi sin aliento llegó ante la mirada atónita del resto que empezaban a rodearle para preguntar lo que le había sucedido. Ahne’n busco las palabras para contar la extraña vivencia, pero al terminar de relatar su historia las risas que afloraron se podían escuchar desde muy lejos, sin embargo, al ver la desesperación del joven, y al conocer su gran sentido de justicia y seriedad, empezaron a quedar uno a uno en silencio mientras Shenw comenzó a sentirse con más fuerza, como queriendo reafirmar lo que Ahne’n les decía.

Fue así como desde la oscuridad salió de entre los árboles el xo’on, quien llevaba los ojos inundados en lágrimas, él en su ceremoniosidad miró al cielo como buscando fuerzas para hablar, mientras con gran tristeza dio fe a todo lo dicho por el joven, él mismo había tenido visiones y los hoowen le advirtieron que el mensaje llegaría a través de un joven bendecido por los elementos.

Shenw ha hablado a través de este joven pues, le ha caído en gracia, nos advierte, nos predice un futuro doloroso, cantaremos y bailaremos esta noche para Shenw, y tomaremos nuestro destino con valor. Los tiempos oscuros llegan y Shenw nos acompañará, nos abrazará en la muerte y nos recibirá algún día en la vida…mientras los extranjeros ladrones y asesinos destruyen nuestra tierra, nosotros esperaremos el día de tomar las cenizas, los rescoldos y lo que quede para levantarnos.

Que el día y la noche, sean testigos ¡¡¡ la voz de Shenw no miente…que el sol, la luna y las estrellas nos amparen, que Shenw ha revelado un futuro doloroso…que nuestros ancestros nos ayuden a encontrar el camino a casa cuando estemos lejos, en tierras extrañas.

Que la naturaleza sepa defenderse y defendernos, porque nosotros la defenderemos con nuestra propia vida, porque es nuestro hogar.

Dicen que un pequeño clan caminó rumbo a territorio ajeno para esconderse, dicen que ellos nunca se dejaron ver al extranjero que llego buscando oro, que llegó con ovejas y con cercas repartiéndose todo el territorio de los Selk’nam, dicen que este pequeño harowen fue protegido por los elementos y que el viento siempre les estaba advirtiendo del daño que había atrás y que siempre les indicaba el camino hacia adelante. Ahne’n nunca pudo convertirse en un cazador, pero dicen que fue el más grande protector de su pueblo.

 

 

SELK’NAM

ESPAÑOL

karokynká,

Nuestra tierra

Hol-hol

Turba, turbera

Kox kar

Gran mar

Shenw

viento

Kwar

Canal

Te warnechon saks

Los árboles

Yoówen

Guanaco

Harowen

Clan familiar

Karowen

Territorio donde habita el harowen

Kawe

Casa

Hoówen

Ancestro

Aska

Familia

Xo’on

Doctor, shamán

Ahne’n

(usado como nombre propio) el justo

Xami’

ladrón

‘Owle

Capa de cuero, vestimenta selk’nam

Tary

Pintura corporal

Pa-kyente

Bandera

Sceen-kyené

canoa

Koleot

Persona no selk’nam, cristiano, colono

Kreen

sol

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 24 de noviembre de 2023

Hoohi ksmeten / El Refugio del Abuelo

                                                         DON SOL

Original Hemany

Propiedad Intelectual N°2022-A-8290





Estaba el señor Sol, muy altivo y orgulloso, luciendo su gran brillo queriendo impresionar, cuando de pronto, entre las nubes un murmullo creyó escuchar.






Si eran las estrellas que entre ellas comentaban…..-Don sol es muy apuesto, orgulloso e imponente, ¡que lástima que su brillo no sea tan potente!,¡Doña luna si que alumbra con su brillo nos enciende!-




Entonces el sr. Sol muy sorprendido, casi enojado, decidió investigar la situación y  escondido tras las nubes esperó el anochecer.



Espiando a doña luna con mucho enojo constató, que esta con su hermoso  brillo a las estrellas , una a una encendió.



 

Ella,  como de costumbre cada noche, amable y alegre apareció, sigilosa fue avanzando en el cielo, y a sus amigas estrellas saludó, y ante el asombro del envidioso sol a cada astro del firmamento iluminó.

          Cada estrella en el cielo, más que la otra brillaba, y con todas y cada una,                doña luna muy amable conversaba.

          Don sol, muy enojado a su casa regresó, y mientras las horas pasaban un                elaborado plan construyó.



         A la mañana siguiente esperó que doña luna se durmiera y escondido entre           las nubes hasta su casa llegó, entrando a escondidas su brillo sin pensarlo               más, robó. Rápidamente se lo puso y hacia el cielo feliz corrió.



          ……..¡¡¡Todos los astros se escondieron…y hasta las nubes evaporó!!!.



Don sol con asombro y tristeza descubría, que ninguna estrella iluminaba, y fue tal su furia cuando nadie en el cosmos lo miró que frustrado a su casa regresó.



Doña luna triste y derrotada esa noche apareció, y sacando fuerzas de flaqueza a las estrellas, aunque más pálidas igual iluminó.

Todos los astros la saludaron y a su nuevo estilo alabaron. 





Y estaba el señor sol escondido y frustrado. Mientras las estrellas muy fuerte comentaban: 





Don sol, al fin solo se quedó. ¿Quién quiere tanto brillo?, ¿Quién lo puede así admirar?.

Eso le pasa a los tontos envidiosos que no saben lo suyo apreciar.



"Cuento ganador de  mención honrosa en concurso de cuentos para niños, convocado por el grupo literario Mare Magnum de Limache 1993"



viernes, 17 de noviembre de 2023

Hoohi ksmeten / El Refugio del Abuelo

 

                                     Sheyt la mujer lechuza


Original Hemany

Propiedad Intelectual N°2022-A-8290


Cuentan los antiguos, que, en aquel tiempo, en que nuestra tierra era toda de los hijos de padres y madres sagrados, de aquel tiempo en que no había diferencia entre el ser caminante, danzante, volátil y rastrero…en ese tiempo, dicen los hoowen que así sucedió, y así lo contaré.

Sheyt era pretenciosa y deseaba con todas sus fuerzas tener un chikol, por eso fue que volando salió del bosque y llegó al mar… posando sus patas en la orilla, rozó en sus plumas la suave espuma salina convirtiéndose en una hermosa mujer. Entonces Sheyt cantó y bailó para el mar que la miraba asombrado, y agradecido le regaló las más bellas cacacolas que ya estaban vacías, pues sus diminutos habitantes gustosos habían dejado sus conchitas para que Sheyt pudiera cumplir su sueño.

Fue así como Sheyt, mientras aún tenía su forma humana, hiló el más bello collar, su chikol era largo, brillante, con esos tonos tornasol que hacían alucinar a quien los viera. Entonces se puso su collar y salió volando entusiasmada y desconcentrada de la maniobra, pues, sólo tenía atención para ver brillar su chikol, el que, por ser muy largo, también pesaba más de lo que ella podía sostener. Feliz, iba cantando y riendo, danzando al compás de shenw…pero entonces shenw absorto por la danza locuaz de Sheyt se desconcentró y sopló y sopló mientras ella feliz giraba mirando el brillo de su collar, hasta que de un golpe al suelo fue a dar…

Cayó agotada en medio de la turba y con el peso del chikol no pudo sus alas desplegar, sintió tal cansancio y al frío del lodo comenzó a reaccionar, sus plumas mojadas en mujer la convirtieron y con tal peso la turba no pudo sostenerla, ella sin asombro ni miedo simplemente mirando su collar se dejó llevar.

Dicen que el cielo se puso triste, y que la lluvia empezó a espesar, la nieve cayó mientras el canto de Shenw aún se podía escuchar.

Cuentan los antiguos que ella se unió a la turba como si fuera parte de ella, y en un eterno letargo, descansó mientras aún se podía escuchar los últimos suspiros melodiosos convertidos en canción.

 Cuentan los hoowen que cuando canta Sheyt, la nieve se aproxima para recordarnos que ella aún permanece en el fondo de la turba, cuentan que cuando ha caído mucha nieve y aparece el sol, se puede ver el reflejo de su chikol en medio de la turba, dicen los hoowen que sólo lo pueden ver aquellas mujeres que no temen al frío y a la nieve, ni al canto de Sheyt.







 





Hoohi ksmeten / El Refugio del Abuelo

                                       LAS FLECHAS MÁGICAS

Autor : Hemany         Inscripción Propiedad intelectual  N° 2022-A-8290


Así lo contaban los antiguos, así es como lo aprendí, y así es como yo lo cuento.  Una vez hubo un harowen en el que dejaron de hacer el tary porque los tiempos cambiaban, y el koleot invadía todo el territorio que habitaba el Selk’nam desde que la memoria es memoria, tomaban todo a su paso, devastaban la tierra, cortaban los árboles, perseguían al guanaco, incluso, querían adueñarse del conocimiento y de las flechas de los hombres.

Pero habían flechas que no eran visibles a los ojos del koleot ,ni de los hombres ni mujeres, pero telq’  las sentía a lo lejos, él sabía que iban a gran velocidad, conocía su silbido al cortar el viento cuando hoohi, su abuelo las lanzaba, y su corazón brincaba como guanaco en estepa libre, corriendo por salvarse de ese certero flechazo… pero estas, eran diferentes, eran mágicas, iban directo al corazón de la ballena que se sacrificaba por los hombres, después de todo, antes ella también fue parte del harowen y no lo olvidaba,






Hoohi no dejaba de cantar al son del viento, mientras la garuga amenazaba en convertirse en lluvia, pero a él parecía no importarle, estaba cantando, se le veía, se le escuchaba, más no se le sentía, estaba lejos, y su canto parecía llegar a las estrellas, mientras buscaba en el infinito con sus flechas invisibles a esa ancestral ballena que sacrificaría su cuerpo para que sus hermanos en la tierra puedan seguir con vida.

Telq’n, el niño lo observaba y emulaba todos sus gestos y movimientos mientras el anciano, detenía su canto de cuando en vez para lanzar las flechas, hasta que una de ellas dé, el golpe certero que traería consigo a una ballena a la orilla. Luego harían fuegos para invitar a todos los harowen de karokynká, a todos los que puedan verlo. Llegarían a disfrutar de la fiesta de la abundancia.

El pequeño no tardo en entender y descifrar el tary que llevaba su abuelo para llamar a la ballena sagrada, y quiso ser un xo’on más poderoso que su abuelo, le preguntaba y el abuelo tiernamente contestaba, era tanto el interés del niño, que el abuelo sintió que debía empezar a instruirlo en el conocimiento de los hoowen, pues ya tenía edad suficiente para demostrar que tenía las capacidades de aprender y seguir con la tarea cuando él ya no esté.

Con tanto afán practicó cada día las enseñanzas del abuelo, que con el tiempo se sintió listo, y tan grande eran sus ganas de demostrar que era más poderoso que el xo’on del harowen, que su ansiedad empezó a cegarlo, hasta que, en una entrada de invierno, cuando todo el haroowen debió marchar arrancando del koleot, y la carne empezó a escasear, debieron hacer campamento y los hombres salir de caza, siguiendo el paso del yoowen, el xo’on, para ir previniendo los peligros y proteger de la magia oscura del koleot a los cazadores, salió con ellos. -Cuida en mi ausencia la salud de la familia-, encargó hoohi a su aprendiz, y él con fastidio por no haber sido aun considerado hombre, sintió que su labor era menos importante. Solo asintió en silencio mirando la turba que se esponjaba a sus pies.

En cuanto los cazadores se perdieron en la espesura del bosque Telq’n corrió al kawe del xo’on, saco parte de los materiales que encontró para preparar el tary sagrado de su abuelo, y corrió en sentido contrario al de los hombres, hacia aquel monte desde donde el xo’on llamaba a Tanw, la ballena sagrada.




Cogió la pintura y comenzó a dibujar en su rostro y cuerpo el tary mientras salía, desde su propio diafragma el Ho, ho ho hooo ho ho…

En su corazón sabía que no estaba autorizado para llamar a Tanw , que los hombres habían salido a cazar y que la escasez mientras se desplazaban era normal, pues el koleot, no los dejaba asentarse como antes, ahora era normal caminar antes de tiempo, esconderse y que nada justificaba el invocar a la ballena sagrada, pero él quería demostrar su poder, quería ser el xo’on más joven, quería que reconocieran los mayores, que no necesitaba una iniciación, una prueba,  para demostrar que ya estaba listo para reemplazar a hoohi, el viejo xo’on

Ho, hooo ho hooo ho hooo, seguía cantando hasta que se vio a si mismo con el mismo tary que el abuelo usaba para invocar a las estrellas el poder de llamar a la ballena a la orilla y comenzó su canto. Repetía y repetía, invocaba y llamaba.

De pronto cayó la lluvia, más él no se detuvo, llegó a cantar Sheyt, casi sobre su cabeza, como anunciando malos tiempos y cayó la nieve, pero no se detuvo, estaba tan cerca que no detuvo su canto ho ho hoooo

El cielo oscureció tanto y el viento lo azotó contra un árbol, pero él no detuvo su canto y cuando ya estuvo listo saco las flechas mágicas y las lanzó cantando con más fuerza… ‘ochin hooo ho ho o’chin hooo

Fue tanta la fuerza que salió desde sus brazos que sintió cómo se incrustó aquella flecha en el cuerpo de la ballena y sintió miedo, pero ya no podía detenerse…ho ho ho… comenzó a tirarla con todas sus fuerzas, invocando a los ancestros, pero al terminar de tirar …se encontró de frente con los ojos enfurecidos de Tanw, el espíritu sagrado de la ballena, la ancestra estaba molesta, pues al no haber escasez en el harowen,  llamar a una ballena que se sacrifique por los hombres, solo por la vanidad de demostrar poder, era un muy mal acto que no correspondía a las enseñanzas de los antiguos.




Tanw enfurecida lo arrastró hasta el mismo mar en donde debía ver con sus ojos el sufrimiento de la ballena, hizo que sintiera su sufrimiento y que la acompañara durante su agonía. Fue tal el terror que sintió el niño que prometía jamás volver a usar el tary sin permiso, pero era tarde, prometió no volver a intentar ser mejor que su abuelo, pero era tarde…juró que nunca volvería a desear ser otra persona, se arrepintió de haber lastimado a la ballena y le pidió perdón, pero la ballena parecía seguir agonizando sin remedio, hasta que en medio de su arrepentimiento y dolor, se ofreció a morir en lugar de ella, le rogó a Tanw le permitiese tomar su lugar, solo entonces la tormenta pareció amainar….

Tres días después despertó con los cantos y el olor del asado…su cuerpo estaba débil y no pudo moverse, fue Hoohi, su abuelo quien le sostuvo la cabeza y le acercó la concha con agua para que bebiera, miró hacia afuera, la hoguera era gigante, todos cantaban reían y bailaban…la caza había sido buena, había abundancia¡¡




Qué pasó peguntó el niño… Hoohi con voz severa pero comprensiva, le dijo que, al volver de la caza, las mujeres lloraban porque él había desaparecido camino hacia el gran mar…te buscamos, solo el canto de la ballena que saltaba en el mar nos hizo mirar hacia la playa, allí estabas en la orilla, mojado y casi muerto.

El niño se incorporó y salió del kawe para reunirse con los otros niños, mientras el anciano le pregunta algo confuso…no te vas a quedar aquí para aprender una canción sagrada ¿para sanar?

El niño quedó pensando con la mirada en el infinito para responder, quizás cuando sea más grande, ahora voy a jugar con los otros niños abuelo, el abuelo lo vio salir y en su rostro se dibujó una sonrisa de agradecimiento.


jueves, 13 de abril de 2023

El discurso detrás de una mirada

 



Ensayo reflexivo sobre el libro  "Viajando al sur desde el estrecho de Magallanes" de Rockwell Kent
HEMANY




Foto de la portada tomada por Hema'ny Molina


Es imposible no sentir emoción cada vez que conozco testimonios de primera fuente sobre el paisaje de Tierra del Fuego, es como tener la oportunidad de recorrerlos, vivirlos y sentirlos como si me trasladara a una dimensión desconocida en mi ser, que voy descubriendo a medida que avanzo en la lectura. 

En la bitácora de Kent vi tantos detalles escondidos, su intención de cumplir metas personales muy ambiciosas, su miedo de terminar siendo la cena de algún aborigen y, casi como un chiste, lo repite más de una vez, al punto de llegar a sentir algún grado de decepción por no haber encontrado a estos seres que seguramente conoció en relatos fantásticos de algún sobreviviente de expediciones anteriores, algún soñador que ensalzó la historia de sus hazañas en estas tierras indómitas en donde los aborígenes se comen a los intrusos. 

Llego a imaginar su desazón y a la vez vislumbro entrelíneas, escondida, casi imperceptible, esa naturaleza emprendedora ¿Podríamos pensar que el primer emprendimiento turístico de la Tierra del Fuego fue la gran atracción de ir a ver a estos seres antropófagos? Duro de analizar. Quizás para muchos, el afán fue ir a estudiar la zona y sus habitantes, si lograban encontrar alguno, ya que, para esta época, el genocidio ya había recorrido y devastado el territorio en el tiempo y, aunque seguía en forma solapada y vestido de influencias económicas y políticas e intereses académicos, continuaba azotando a los primeros habitantes que a estas alturas ya estaban mezclados, producto de tanta violación. Pero la continuidad seguía resistiendo, en silencio y a escondidas.

 El genocidio no es un tema que en esta obra se aprecie directamente, sin embargo, se retratan claramente algunas imágenes de sus consecuencias. En un lapso de poco más de veinte años, el destino de los habitantes de Tierra del Fuego se definió de la forma más severa: fueron masacrados para literalmente limpiar el territorio y así dar paso a la industria ganadera ovina que llegó para quedarse, amparada por los estados de Chile y Argentina que permitieron estos actos inhumanos. 

Siempre quedará la duda en mi corazón sobre cuál era la gran motivación de Kent para querer encontrar con tanto afán a estos antropófagos, ¿solo verlos con sus propios ojos? ¿Estudiar - los? ¿Solo satisfacer a su intrépido espíritu aventurero y sortear ese peligro dejando el registro en su bitácora de vida plasma - da una gran aventura? ¿Qué habría pensado Darwin si hubiese acompañado a Kent en este viaje? ¿Habría sentido la misma decepción, o se habría inundado de culpa por haber marcado de esa manera a toda la población indígena, solo por una primera impresión? 

Kent, al parecer, sintió la gran necesidad de encontrar a estos seres. Muchos los buscaron con esa clásica curiosidad mezclada de un toque de morbo… Llegar a las tierras más australes del mundo, literalmente al fin del mundo y no encontrar a los bárbaros descritos en los rumores y cuentos de aventureros que describían a gigantes salvajes, buscarlos y no encontrarlos, debió ser frustrante. 

Tan salvaje era descrito el paisaje y el panorama que muchos llegaron para demostrar que podían enfrentar el reto y, sin embargo, cada palmo de este recorrido estuvo marcado y guiado por el descubrimiento personal de parajes fantásticos, dignos de cuentos, en donde la presencia del hombre es casi una intromisión insolente. Esta exuberante vegetación y la abundancia de vida más allá de lo humano marcó su memoria ya que, lejos de encontrar hostilidad, encontró la magia de la naturaleza en su máxima expresión de libertad, esa que a veces se confunde con leyendas, con mitos y que queda plasmada en la retina y el corazón, ¿Serían ciertas tantas historias que rondan entre la espesa vegetación, que hablan de ritualidades, de danzas y de chamanes? Queda esa sensación flotando en los sentidos, ¿hasta qué punto fue realidad? ¿Qué hay de cierto en esta suerte de apariciones que conectaban a estos hombres, mujeres y niños con las estrellas, con la esencia del bosque, de su vegetación e incluso con los animales que alguna vez, hace miles de años en el principio, fueron ancestros que quisieron ser parte del todo, dando paso a las aves, los guanacos, los ríos y las montañas? Cuando todos estos aspectos tan diversos se combinan y no se tiene el verdadero sentido de cómo transmitirlos, normalmente pasa el concepto a lo sobrenatural, a lo mágico. 

Entre canales y orillas peligrosas debió imaginarse cómo eran sus habitantes, cómo habrían vivido, cómo habrían sido en ese estado natural e indómito en el que los seres humanos y no humanos con la naturaleza eran uno y en conjunto se confundían en el paisaje. Sin embargo, sus expectativas dieron un brusco vuelco en la isla de Wickham donde por fin cumplió su sueño al encontrar a una familia “salvaje”. Un sueño que se diluyó lentamente: nunca imaginó cuán diferente era la realidad y esa aventura que buscaba se volvía a alejar. Chocaba en cambio, de frente con el resultado de la intervención del “progreso”. Aquella familia “autóctona” ya estaba visiblemente “colonizada”, al llevar parte de ropajes que, aunque sucios y raídos, le daban un toque de modernidad en medio del indómito paisaje. Para su desazón, no eran caníbales y lejos de correr peligro sus vidas, la escena le mostró más bien una realidad distinta: los pocos habitantes que quedaban dependían de ropas y comida introducida por el colono, ya no existía la forma de vida natural que les había permitido vivir ahí por miles de años. La nueva vida introducida violentamente aparece, ante la mirada de quien no conoció la riqueza de estos pueblos, como un intento de sobrevivir de una forma precaria a juicio de quien tiene el concepto de riqueza aso - ciado con el poder y lo material. ¿Puede sentirse pobre alguien que no conoce la riqueza material? Kent parece incluso llegar a preguntarse si más bien alguna vez lo habían sido. Esas perso - nas eran capaces de entender y comunicarse para pedir y eran hospitalarios. Sin palabra alguna, sin mayor expresión, solo una mirada intensa y profunda pareció bastar para que este hombre ni siquiera quiera dar espacio a su gran relato para describir el sentimiento que en ese momento debió inundarle, más bien pre - firió describir el lugar, resaltar lo que a juicio de la modernidad es sucio o impropio, pero entre estas descripciones hay un mensaje claro y fuerte sobre el impacto que causó este encuentro y que termina pasando casi inadvertido. Pareciera ser que el tiempo se detiene en ese momento y que el juicio de lo precario o pobre, o sucio persigue hasta el día de hoy a los indígenas, y aunque en la escena parece no tener importancia, el choque de culturas en la que, la más fuerte, parece ser la más débil, la que es arrastrada y derrumbada, sin duda que es la que más impresiona justamente por la fortaleza que aparece entrelíneas en las miradas y en la persistencia a no desaparecer, a mantenerse aunque sea oculta entre los pequeños espacios luchando por no perecer. Nunca pensó que lejos de encontrar lo que buscaba se iría de aquel lugar impregnado de la mirada de una mujer. 

La verdadera dignidad es una gracia del espíritu que trasciende toda limitación de edad, raza, nacimiento y oportunidad; es conferida, por decirlo así, por la bondad universal y amorosa de Dios, como una prueba de la existencia de aquel orden noble de seres que, respetándose a sí mismos y reverenciando lo desconocido, han conseguido la madurez en su interior . 

¿Qué habrá trasmitido esa mirada al corazón de Kent? ¿Habrá entendido el mensaje? Más bien pareciera que él mismo se sintió reducido ante esa mirada, que fue él quien se sintió pequeño e invisible. 

Desde la distancia del tiempo en que más de cien años no pueden borrar una mirada, simplemente intuyo que esa mirada es la misma que hoy en día inunda a las mujeres kawésqar, yaganes y selk’nam. Es la mirada de la pregunta sin respuesta, de la desazón de sentirse extranjeras en su propio hogar y de saber que un par de botones no reemplazan las enseñanzas de los antiguos. 


Foto de Kent tomada desde la web



Debió ser la misma mirada desoladora de aquellas niñas y mujeres que tenían que servir las bandejas y cuidar de los niños en las fiestas de los colonos pudientes, las que miraban mudas y sin entender lo que es la navidad, o por qué simplemente debían quedarse en un solo lugar al servicio de los intrusos. La simple mirada de una mujer que parece invisible a los ojos de estos marineros, solo la nombra como parte del paisaje pintoresco y diluyéndose en el relato, pero ahí en este pequeño párrafo en que destaca su mirada, la veo de pie absorta, inundada en tristeza y añoranza de un pasado que apenas estaba a la vuelta de la esquina, del ayer en que la paz y la felicidad habitual fueron teñidas de sangre y dolor. El espejo del alma está en los ojos y las palabras del corazón se traducen en una mirada… Aun con tanta razón para odiar, no había odio, ni pasión, ni desprecio, solo vacío, el vacío que entrega la angustia de saberse ultrajada, no solo en el cuerpo, también el corazón, las tradiciones, el territorio. Ver a sus hombres mancillados, rendidos e impotentes ante estos extraños con pelos en el cuerpo, con palabras incomprensibles con ademanes prepotentes y con el vicio de la ambición, reclamando todo lo que tocaban como pertenencia. Mirando en silencio aprendieron a ser serviles y a besar una cruz que no significaba nada y, aun así, seguía en silencio sin reclamaciones ni desprecio, solo el silencio y el vacío de su mirada ya era en sí un grito aberrante ensordecedor de almas que se ahogan en la impotencia de entender que ya no hay vuelta atrás. 

Esa despedida debió doler, pero quedó allí en un par de líneas en un cuaderno en el que quedó escrita una reflexión… 

 Debe ser muy fina la capa de barniz sobre el sustrato profundo de humanidad de nuestra cultura, como para que, a través del deseo o de circunstancias, los hombres puedan revertir diez mil años tan fácilmente. 

Aun con esta reflexión en la mente, el corazón y en la bitácora… se marchó en silencio sin terminar de entender la mirada profunda silente y aparentemente vacía de una mujer.

                                                                          

Hoohi ksmeten / El Refugio del Abuelo

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